¿Qué es la eficiencia energética?

 

 

La eficiencia energética se define como la optimización del consumo de energía para alcanzar niveles determinados de confort y servicio. Esto se logra, por ejemplo, ajustando el uso de electricidad a las necesidades reales de los usuarios o implementando mecanismos que eviten pérdidas de energía durante el proceso.

 

¿Cómo se calcula la eficiencia energética?

 

La Norma ISO 50001 es uno de los principales estándares para medir y calcular la eficiencia energética. Además, el International Performance Measurement and Verification Protocol (IPMVP) es ampliamente utilizado. En los hogares, la eficiencia energética se calcula en base al óptimo funcionamiento de equipos e instalaciones, comparando su consumo con niveles bajos de uso energético.

Para determinar si una vivienda está realizando una adecuada eficiencia energética, se deben considerar diversos indicadores que miden los consumos de energía durante un periodo determinado. La eficiencia energética está inversamente relacionada con la intensidad energética: a mayor intensidad de energía utilizada en el hogar, menor será la eficiencia energética alcanzada.

 

¿Por qué apostar por la eficiencia energética en casa?

 

Además de contribuir a la mejora del medio ambiente y a la reducción de la factura de electricidad (hasta en un 40%), adoptar una estrategia de eficiencia energética en el hogar puede proporcionar varios beneficios. Estos incluyen menor ruido en las habitaciones (gracias a la posibilidad de mantener las ventanas cerradas y reducir el uso de aparatos de aire acondicionado), mejores condiciones de habitabilidad (con temperaturas más uniformes durante todo el año) y ciudades más limpias (ya que algunos edificios son grandes focos de contaminación).

Para lograr una vivienda eficiente energéticamente, es necesario implementar una serie de medidas al alcance de todos. Una de estas es conseguir una correcta climatización mediante el uso de un sistema de ventilación mecánica de doble flujo, con estancias estancas entre sí. Esto no solo supone un menor coste económico a largo plazo, sino que también contribuye a nuestro bienestar y salud, eliminando aire viciado e introduciendo aire filtrado desde el exterior.

Otro elemento clave es lograr un consumo óptimo de los electrodomésticos, favoreciendo la compra de aparatos con etiqueta A. Por ejemplo, aunque una bombilla de bajo consumo puede costar el doble que una bombilla normal, su vida útil puede triplicarse, lo que a largo plazo supone un considerable ahorro. También es beneficioso optar por electrodomésticos eficientes, como lavavajillas, hornos o microondas.

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